The Waterboys (Teatro Nuevo Alcalá, Madrid, 20-11-2017)

Las luces del Teatro Nuevo Alcalá se encendieron, para cerrar una noche de lunes fuera de lo común. Después de más de dos horas de concierto, The Waterboys se despedían de Madrid entre los aplausos de un público cuya media de edad hacía patente la solera de un grupo que acumula 34 años de carrera musical y catorce discos de estudio publicados. Precisamente, los escoceses no paran (nunca lo han hecho), ya que se encuentran en plena gira europea de presentación de su nuevo trabajo, ‘Out of this blue’, un disco que salió a la venta después del verano y en el que destacan las influencias del folk sureño estadounidense, con un sonido bastante renovado, que llega a tener toques de funk en algunos temas.

De este modo, las expectativas eran muy altas, y el teatro madrileño era un escenario digno para unos invitados de la entidad del mítico Mike Scott y los suyos. Para alguien como yo, que creció con el violín de The Waterboys sonando de fondo en el tocadiscos de casa o en el radiocassette del coche familiar, aquella era una oportunidad que no podía dejar escapar. Así que ahí estaba aquel lunes tan musical, observando desde mi posición privilegiada del primer anfiteatro que había algún que otro veinteañero entre los asistentes, seguramente contagiados por el buen gusto musical de sus padres o hermanos mayores. Aún hay esperanza entre la juventud.

Con una puntualidad británica (si se me permite el tópico, ya que, literalmente, empezó a las 20:00 horas en punto) la cantautora inglesa Sophie Morgan actuó como telonera interpretando los temas que componen su EP, además de otros dos singles que no se incluyen en la obra ‘Annie’, el que será el adelanto de un disco que ojalá salga pronto a la luz, porque la voz de esta joven de Chesire es maravillosa. Su dulzura cautivó a los mismos Waterboys, cuando la escucharon cantar en la calle ‘The whole of the moon’.

A continuación, cumpliendo a rajatabla el horario, a las 21:00 de la noche nueve músicos se tomaron sus posiciones sobre el escenario del Teatro Nuevo Alcalá, para empezar a repasar los temas de ‘Out of this blue’, con canciones muy variadas como ‘Do we choose who we love’, la que abre el disco y fue también la primera del concierto; ‘The Hammerhead bar’, la más rockera de todas; o ‘Nashville, Tennessee’,  con la que se unieron las almas musicales escocesas, irlandesas, inglesas y estadounidenses que poblaban el escenario aquella noche, con un resultado brillante.

Ataviado con su eterno sombrero, Mike Scott hizo ver a los presentes que todas las mañanas se hace el café con el agua de la fuente de la eterna juventud. Con una presencia imponente sobre las tablas y una voz que mantiene el mismo color desde aquellos gloriosos 80, el líder de los aguadores se rodeó de una banda excepcional con el inigualable violinista dublinés (uno de los ‘waterboys’ originales) Steve Wickham; el eléctrico Brother Paul, todo un espectáculo tras los teclados; Bart Walker a la guitarra; Aongus Ralston al bajo; dos baterías comandadas por Ralph Salmins y Jon Green; y dos coristas de voces prodigiosas, Jess Cav y Zennie Summers.

Con todo este despliegue el concierto sonó de maravilla, y en el plano técnico solo se echó en falta algo más de organización en el control de la iluminación, ya que muchas veces se dejaban zonas oscuras cuando deberían estar con luz.

Y es que no todo fue perfecto aquella noche. Para explicar esto me remito a un momento del concierto, entre dos canciones. El público pedía (sin mala educación y sin interrumpir el espectáculo) títulos para que el grupo los tocara. Ante esto, Mike Scott dejó claro lo que más adelante iba a hacer, respondiendo al público que The Waterboys tienen tantas canciones que, básicamente, iban a tocar lo que les diera la gana. Y así lo hicieron.

Uno de los pocos caramelos (por no decir el único) que ofrecieron a los espectadores en forma de clásico fue ‘The whole of the moon’, con la que cerraron el tramo principal del concierto antes de los bises. Aún quedaba otro título mítico, ‘This is the sea’, pero fue interpretado de una manera totalmente diferente al tema original que da título al disco de 1985, con un ritmo que se acercaba más a los Blues Brothers que al folk irlandés o escocés.

Y con ella acabó el concierto, dejándose por el camino canciones que el público merecía haber disfrutado en directo. No estoy hablando solo de la gran ausente de la noche, ‘Fisherman’s blues’, ya que tampoco tocaron temas como ‘Don’t bang the drum’, ‘Old England’ o ‘Sweet things’. Desconozco los motivos que hicieron desaparecer ciertos temas del repertorio, y entiendo que el protagonista de la gira es el nuevo disco, pero muchos de los comentarios de la gente a la salida del teatro coincidían en que el concierto les gustó, pero que echaron de menos canciones importantes en la historia de The Waterboys.

Hubiera sido un bonito final. Ese mágico sonido de violín acompañando a Mike Scott mientras canta «with light in my head and you in my arms…». Quizás para la próxima.

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