Este año, el verano no quiso marcharse de Segovia sin pasar una noche en compañía del invierno. Ninguno de los dos ha coincidido nunca en un mismo lugar ni en el mismo tiempo. No pueden hacerlo, o de lo contrario alterarían el orden de la naturaleza. Pero al juguetón estío le ponía caliente lo prohibido, y se enteró de que un tal Winter, de apellidos Indie City, volvía a la ciudad. Por ello, Summer (que así le llaman en inglés) prolongó su estancia para conocerlo, regalando una noche perfecta para la celebración de una fiesta que se celebró, un año más, en la terraza del Hotel Real Segovia, y que sirvió para inaugurar la décima edición del WIC.
Y qué mejor manera para celebrar un antianiversario tan redondo que con Luis Brea, uno de los artistas españoles que más han conseguido captar lo cotidiano de la vida, aquello que para otros podría pasar desapercibido, y convertirlo en canciones en las que cualquiera podría coger un pedazo y sentirse identificado.
El espectacular escenario del concierto, con unas vistas inmejorables de la ciudad de Segovia, animaba a dejarse llevar por la banda sonora de Brea, que presentó un espectáculo acústico, íntimo y familiar. Su voz y su guitarra (y la armónica, en «Nueva generación») sonaron muy cerca de la gente, porque en estos conciertos la barrera entre artista y público no existe, por lo que la comunión entre ambos se convierte en algo mágico e indescriptible.
A nadie le hubiera importado que la actuación durase toda la noche. El ambiente era perfecto, y Luis Brea se sentía como en casa, charlando entre amigos sobre vivencias y anécdotas, entre canción y canción que daban forma a un repertorio de temas adaptados al acústico como «Amanece», «Supermariachi», «Como una ola», «Dicen por ahí», «‘Baso’ es con ‘V'», «Discotecas», «El verano del incendio», «Mil razones», «Más de veinte» o «Automáticamente», con la que cerró el concierto.
FOTOS: David López Prieto
