Los que vivimos en Madrid no solemos apreciar los oasis de paz que escapan del bullicio de la gran ciudad, esos lugares mágicos que evocan a verano y hacen pensar que la playa no esta tan lejos.
El Jardín Botánico es uno de ellos. Ubicado en plena Universidad Complutense de Madrid acoge cada año una programación de conciertos con cartel envidiable, en este su tercer año consecutivo ofrecerá estilos eclécticos que van desde el flamenco de Miguel Poveda, pasando por el indie rock de Phoenix o el ritmo latino de Cetano Veloso
El miércoles 4 de Julio la cita era especial, llegaba el turno de los hermanos Stone y desde primera hora de la tarde cientos de fans de agolpaban en las primeras filas para ver a los Australianos.
El duo llegaban a Madrid para presentar su cuarto disco, “Snow” (2017), un trabajo que tras tres años de silencio sigue la misma línea marcada por ese indie-pop con toques naif que nos enamoró en su debut con “A Book Like This” (2007).
Bajo un escenario sobrio todo estaba preparado, cuatro músicos sobre las tablas asistiéndoles y un silencio expectante para darles la bienvenida. Estaban ahí quietos bajo la iluminación, cuando sonaron las primeras notas de “Draw your Sword” y todo confluyó para surgir Angus & Julia Stone.
Casi como magia en mitad del bosque le seguía “Snow”, la canción que cierra si último trabajo y que supone la reconciliación de los hermanos tras muchas giras seguidas y cansancio de aguantarse el uno al otro, hablando claro. En este punto inicial del concierto todos esperábamos ver esa complicidad fraternal, ese cruce de miradas que marca la conexión que destila Spotify cada vez que escuchas uno de sus discos.
Pero no la hubo, por lo menos durante toda la primera parte. Cada uno vivió su propio concierto y las canciones de su último trabajo (“Baudelaire”, “Make it Out Alive” o “Cellar Door”) fluyeron de manera independiente entre guitarras de todo tipo, teclado, batería, trompeta, banjo o incluso una armónica. Cuando Julia ocupaba el protagonismo del escenario, Angus se retiraba retraído con su guitarra a un segundo plano en un lugar no alcanzable por los focos. Cuando Angus cantaba, ella cedía educadamente su sitio como si de un concierto dividido en dos se tratase.
“Grizzi Bear “consiguió introducir al público en la atmósfera Stone de la que sin embargo salieron bruscamente en temas como ‘Private lawns’. Angus & Julia lo estaban haciendo bonito pero la distancia entre ellos contagiaba al público que fluctuaba entre el magnetismo de “Santa Mónica Dream”, con Julia al piano y un silencio sepulcral de fondo,hasta la indiferencia en “Wasted”.
Superada la tirantez del inicio comenzamos a ver ciertos gestos de complicidad dónde la mirada de Angus buscaba ese abrazo de esencia Folk que solo ella podía dar, “Bit jet Plane” fue su máxima expresión y todos celebramos la fusión del dulce timbre de ella con el roto profundo de él. Esto era precisamente lo que habíamos venido a ver, tras muchos minutos se logró el equilibrio y el concierto fue de ellos.
En la última parte Julia se convertía poco a poco en la protagonista indiscutible de la noche , ella que se movió con soltura sobre el escenario como si nunca hubiera bajado de él, flotó en el aire con perfecta delicadeza o tocó su trompeta y sin soltar la guitarra enlazó “Nothing Else”
Tras hora y media de show , “Wherever you are” cerraba la noche con juego de miradas y un “Just look at me to know that I love you”, que nos embarcó en un viaje imaginario a Sodankylä entre auroras boreales y la armónica de Angus. Magia pura.
Angus & Julia Stone son mucho más que una moda y así nos hicieron disfrutar de una de esas noches de verano que parecen imposibles de vivir en Madrid, pero que sí buscas y encuentras te harán repetir.
* Fotos : Sara del Canto