El entorno de los conciertos de las Noches del Botánico es sencillamente espectacular, rodeado de jardines con un intenso aroma a flores. Un sol de julio de Madrid, que sin ser achicharrante, permitía disfrutar de este espacio privilegiado.
Eran solo unos pocos los asistentes al concierto de Rhonda Ross. Me entristeció que hubiera tan pocas personas porque realmente Rhonda es muy especial, ella y todo lo que la rodea. Cuando escuché sus primeras palabras, me emocioné por su compromiso social y sus valores. Contaba las historias que había detrás de cada tema, sentía profundamente cada una de las canciones y las transmitía con su voz dulce e intensa.
La vida, la importancia de pensar que “detrás de días tristes y grises vendrán otros soleados,” y la familia es muy importante para la artista y así lo demostró, dedicando una canción que aunque no había escrito ella, le recordaba a su marido. Rodney Kendrick, su pareja desde hace más de 20 años, la acompaña en el escenario con su piano. La canción comenzaba con él tocando de forma suave mientras ella le miraba fijamente. Después, Rhonda soltó todo su torrente de voz.
Otro punto que destacó fue lo importante que ha sido la música en su entorno durante toda su vida. Teniendo en cuenta que es la hija de Diana Ross y Berry Gordy es comprensible su percepción del mundo: “La gente está conectada a través de la música, disfrutamos y amamos a través de la música. Como seres humanos estamos atados a la naturaleza a través de ella, incluso antes de nacer podemos identificar la melodía de la voz de nuestra madre».
El tema más emotivo fue sin duda «To be Loved», una canción escrita por su padre Berry Gordy sobre el poder y la importancia de sentirse querido. Rhonda la cantó con un sentimiento y una emoción que sus lágrimas brotaban mientras la dulzura de su voz nos hacía estremecernos. El piano fluía en perfecta armonía con su voz, el saxo y el contrabajo.
La artista terminó hablando sobre la responsabilidad de la gente ante la sociedad, ante lo que está pasando en los últimos años en el mundo, lo que demostró de nuevo su gran compromiso social: “La gente buena se está levantando y diciendo: ¡no delante de mí!, porque tenemos la responsabilidad de hacer las cosas bien”.
Y así concluyó, presentando al grupo, con su hijo en el escenario bailando y acompañada con un tema muy alegre que nos hizo sonreír a todos.
Realmente Rhonda Ross nos preparó muy bien para lo que venía a continuación, nos hizo pensar a la par que disfrutar de su dulce voz rodeados de naturaleza y presenciando el atardecer. Creó la atmósfera perfecta para recibir a la siguiente artista Corinne Bailey Rae.