El sábado, después de la actuación matinal de James Taylor Quartet en el centro de la ciudad, la jornada en el recinto comenzaba con bastantes mas decibelios que en el día anterior, abrían fuego por un lado los angelinos Lords of Altamont y por otro los donostiarras Nuevo Catecismo Católico, ambos conciertos repletos de energía y actitud, que habíamos echado en falta en muchos de los grupos del viernes.
Berri Txarrak son la demostración del triunfo de la música por encima de los prejuicios, un 2ª escenario repleto de gente a pleno sol, ya fuera de la tierra o foráneo, cantando temas en euskera. Los de Lekunberri con decisión y mucho empuje intercalaron temas de sus dos últimos y exitosos trabajos con varios de su aclamado «Jaio.Musika.Hill», sorprendiendo desde el primer minuto con el enorme telón de fondo que caía al acabar el primer tema dejando ver las letras de su ultimo trabajo «Infrasonuak», el trío si bien sobrio en escena suena como un cañón, se llevaron el aplauso del público y dejaron claro que son una de las bandas mas en forma de la actualidad llenando recintos fuera del país vasco e incluso metiendo a mas de 10.000 personas en el BEC con bombas del calibre de “Zertarako amestu”, la reciente “Spoiler!” y la celebrada “Oreka”.
Aparecieron en escena Mott The Hopple con “American Pie” de Don McLean, Ian Hunter a la cabeza, el guitarrista al modo de elfo verde gales y el el pianista ataviado con un traje de teclas de piano, A pesar de lo justito de voz y la avanzada edad que calza Mr Hunter dieron una lección de Glam Rock con mayúsculas. Sonaron sus éxitos como “All The Way From Memphis” y “Roll Away The Stone” e incluso una versión de “Sweet Jane” de la Velvet y cerraron como no podía ser de otra forma con el temazo que es “All the Young Dudes” de Bowie, uno de los conciertos de esta edición sin lugar a dudas que satisfizo a un buen número de la parroquia azkenera.
Otra de las bandas que triunfó en el Azkena fue Turbonegro, a pesar del cambio obligado de cantante ( el anterior está internado en un psiquiátrico) y de un sonido más ecléctico plagado de sintetizadores, su legión de fans no se han quedado por el camino. Fueron extravagantes, excesivos pero divertidos, muy divertidos, en la primera parte del show atacaron varios temas de su nuevo disco como “Part II: Well hello”, “Hurry up & die” y “On the rag”, todo ello con una estética inverosímil para cualquier otro grupo (Un policía, un motero vestido entero de cuero, un astronauta de color chillón, un granjero…y de fondo una portada de vieja revista de ciencia ficción ) mezclaron versiones de Queen, con otra de “La Cucaracha”, pero a un público entregadísimo le daba igual y como guinda en la recta final de su actuación tocaron varios de sus clásicos como “Get i ton”, “The age of Pamparius” y un coreadísimo y muy solicitado “I got erection”, todos sin excepción salimos de allí con una sonrisa de oreja a oreja por el buen rato que nos hicieron pasar.

Impresionante la expectación que antecedía a la actuación de Joan Jett & The Blackhearts, que no defraudaron a sus seguidores, Joan todo negro y bien respaldad por la banda, desplegaron actitud, poses, gran puesta en escena y sirviendose de un gran sonido nos dejaron joyas como «Bad reputation”, “Crimson & clover” y “I hate myself for loving you” intercaladas con sorpresas como “Cherry bomb” de las Runaways, “Light of day” del Boss o la inedita inédita “Fresh start” y todo ello coronado por el sempiterno “I love rock’n’roll” que rugió en todo Mendizabala.
El regreso de Sol Lagarto fue correcto sin más, puede que unas letras un poco desfasadas y el grupo un poco oxidado tras varios años de parón influyeran en ello, aunque el grupo puso toda la carne en el asador y se dejo la piel, otro caso diferente fue el de The Beasts of Bourbon prometían mas de lo que ofrecieron, no consiguieron implicar al personal, las horas no ayudaban, pero el concierto no arrancaba y reinaba por ambas partes la apatía a la espera de otro de los platos fuertes Gluecifer.
Como aperitivo a los escandinavos y en sustitución a Urge Overkill , Carlos Vudú & Clan Jukebox rindieron tributo de manera eficaz al malogrado Tom Petty acompañados de varios invitados entre los que destacó Nat Simons a la que, o mucho nos equivocamos, o la veremos en alguna de las próximas ediciones del festival vitoriano.
Uno de los atractivos de este año era la reunión de “The Kings of rock”, Gluecifer dieron el pistoletazo con “I got a war” e hicieron un repaso por toda su discografía repleta de coros y riffs incontestables, dedicaron “The year of manly living” al gran Kike Turmix, responsable del descubrimiento en la península de la mayoría de las bandas de rock de la escena escandinava y su energía encima del escenario no decayó en ningún momento. Ante un personal muy cansado desplegaron temas como “Get the horn”, “Ducktail heat” o la enorme “Here comes the pigs”, para la traca final dejaron “Easy living” y “Rockthrone” y consiguieron dejarnos un buen regusto en el paladar.
Con ellos dimos carpetazo a una edición del Azkena algo irregular en cuanto a actuaciones, en las que se ha echado en falta la irrupción de grupos nuevos y en la que han sido las vacas sagradas las que han elevado el nivel del festival, pero al Azkena se va Si o Sí…solamente por que es diferente y con personalidad propia con respecto al resto de festivales y ahí radica su esencia y su valor añadido. Nos vemos en 2019.
