Rufus T. Firefly (Sala Julio Míchel, Segovia, 12-01-2019)

El amor es una apuesta segura cuando se quiere ganar. Cuando el amor es el ingrediente principal todo sabe más bueno y se disfruta mucho más, porque a nadie le amarga. Por ello, si el amor es tu aliado y lo llevas contigo en grandes cantidades para repartirlo entre los demás, se creará felicidad. Y, al fin y al cabo, es lo que todos buscamos, ¿no?

En la antigua Cárcel de Segovia, un lugar donde hace no tantos años era imposible ser feliz, pero que ahora es un templo donde quienes entran lo hacen para disfrutar, el Winter Indie City organizó una fiesta donde el amor creó felicidad en cantidades inolvidables para quienes estuvieron allí, presenciando el concierto de Rufus T. Firefly.

En su presentación, el cantante, guitarrista y teclista Víctor Cabezuelo dejó claro que el amor es lo que mueve a su grupo, ya que lo que ellos dan lo reciben del público multiplicado por mil. Esto lo han podido comprobar cara a cara con sus seguidores a lo largo de la gira de «Magnolia + Loto», un trabajo dividido en dos discos que ha llevado a lo más alto a Rufus T. Firefly, y que concluirá con un final de fiesta el 13 de abril en La Riviera que promete ser espectacular.

Pero como se suele decir, de bien nacidos es ser agradecidos, y los de Aranjuez tienen guardado al WIC dentro de su corazón, porque apostaron por ellos cuando aún eran casi unos desconocidos. Por eso quisieron que Segovia, uno de sus lugares preferidos para tocar y donde se sienten más queridos, formara parte de esta gira de conciertos, después de la cual el grupo se tomará un tiempo para cosechar experiencias que les abran nuevos caminos y les descubran nuevos sonidos, de cara a su próximo disco.

Por ello, la noche del sábado era tan especial y tan esperada para los seguidores segovianos de Rufus T. Firefly, que fueron unos anfitriones de lujo y esperan que, cuando regresen a la carretera, vuelvan a hacer una parada aquí para no perder las buenas costumbres.

Como dice uno de sus temas, aquella fue como la «Última noche en la Tierra». No se dejó nada por dar, y en un escenario precioso, con un trabajo de iluminación espectacular y un sonido perfecto, los cinco de Aranjuez interpretaron dieciocho canciones de sus álbumes con nombres de flor, cerrando el concierto con el triplete mágico formado por «Final fantasy», «Magnolia» y «Río Wolf».

Fue un viaje lisérgico, en el que la única sustancia que se empleó fue el amor recíproco, que es el que mejor sienta. Los conductores llevaron la nave con maestría, capitaneados por un Víctor Cabezuelo humilde y virtuoso; y por una Julia Martín-Maestro que cada vez que agarra las baquetas y se pone a tocar sigue demostrando que es la mejor batería de España. Segovia ya echa de menos a Rufus T. Firefly.

FOTOS: David López Prieto

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