Shinova (La Riviera, Madrid, 02-02-2019)

El sábado 2 de febrero estaba marcado con un gran círculo en los calendarios de los amantes de la música que merece la pena. Esa fue la fecha elegida por Shinova para actuar en Madrid, dentro de una de las etapas más importantes de su viaje en la actualidad. Y es que los vizcaínos se encuentran dentro de una intensa gira que llevará por toda España las notas de su nuevo trabajo, «Cartas de navegación». Inmersos en la carretera, la parada de este fin de semana fue en una de las plazas más exigentes, La Riviera, donde no se tardó en completar el aforo por un público deseoso de disfrutar con canciones tan cuidadas como las de este grupo.

Todo estaba preparado para lograr que aquella actuación fuera inolvidable. El ambiente prometía ya desde la cola para entrar al recinto, que se formó muy pronto por aquellos que buscaban la primera fila, luchando contra el frío que helaba los huesos esperando a que las puertas se abrieran.

Gracias a las pulseras de luz que cambiaban de color que se repartieron entre el público, el efecto de los brazos moviéndose en la pista daba un toque extra a una atmósfera tan mágica, donde se respiraba a la vez las melodías nuevas y las más conocidas. Aparte de la buena elección del repertorio, algo que también quedó patente fue la maravillosa e íntima relación que tienen las canciones incluidas en «Volver» (su obra maestra anterior) y las de «Cartas de navegación». Ambos discos mantienen un vínculo irrompible entre ellos mismos y entre quienes los escuchan. Por ello esa noche todo lo que sonó entre las cuatro paredes de La Riviera alcanzó los corazones de todos.

En cuanto al inicio del concierto, la batería fue la primera en iluminarse y en sonar conforme salían a escena los músicos, entre ellos uno de los cantantes españoles con más presencia en el escenario, Gabriel de la Rosa. Lo volvió a demostrar en Madrid, metiéndose al público en el bolsillo ya desde la primera canción.

Entrelazando temas nuevos, como «Expectativas y espejismos»; con otros de «Volver», como «Niña kamikaze», comenzó una fiesta que nadie quería acabar. También hubo un hueco para que otros artistas amigos del grupo participaran junto a ellos. Este fue el caso de Shuarma, de Elefantes, que cantó a dúo con De la Rosa una de las canciones más bonitas que han creado, «Qué casualidad».

Entretanto, y con varias muestras de agradecimiento a sus seguidores, técnicos y a la ciudad de Madrid,  Shinova y los suyos continuaron un viaje que recorrió un buen número de canciones, sin olvidarse de «El álbum», «Mirlo blanco»«Doce meses», «A treinta metros» y su explosión de confeti, o «El país de las certezas». Un cierre perfecto para acabar de dejarse la voz y el alma, y para comentar lo vivido con una sonrisa en la boca mientras avanzaba la interminable cola del ropero.

FOTOS: David López Prieto

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