The XX (Heineken Music Hall, Amsterdam, 13-02-2017)

Los protagonistas de esta historia llevan casi una década haciendo magia. Poco queda hoy de los tres veinteañeros que lanzaban, bajo producción propia, su álbum debut titulado «XX» (2009). Un talismán encargado de poner a “The XX” en manos de alardes internacionales, primeros puestos en Rolling Stones, Mercurys, festivales internacionales y protagonismo de bandas sonoras televisivas.

Tres años más tarde sorprenderían en «Coexist» (2012), un paso más hacia la madurez que alcanzaría los Brit Awards y crearía varios temas míticos que consolidaron ese estilo «XX» por el que tantos hemos perdido la cabeza.

Por último, llegarían 5 largos años de silencio donde nos acostumbramos a vivir de su recuerdo. Una impás en el que Jamie encontró su hueco para emprender trayectoria electrónica en solitario y donde sus componentes se embarcaron en la necesidad de solucionar sus propios problemas personales.

Fue a finales del 2016 cuando la banda anunciaba el lanzamiento de su nuevo trabajo, «I See You» (2017). En ese mismo instante la emoción y el vértigo por las expectativas indefinidas comenzaron a jugar sus cartas.

Una de las paradas más esperadas de su Gira Europea 2017 desembarcaría en los alrededores del Heineken Arena. Ámsterdam les proporcionaría el mejor recinto : la » Black Box«, nominada a los premios Pollstar como mejor sala de conciertos internacional, y un público considerado uno de los más agradecidos y participativos del viejo continente.

Pasadas las 21 horas, una gran ovación compuesta por más de 5.000 personas daba la bienvenida al grupo. Sobre un escenario sencillo, dominado por una gran estructura plateada, se descubrían los integrantes posicionados de manera triangular. El vértice principal en diferente altura al resto sería para Jamie; sabíamos de ante mano quién llevaría la batuta del espectáculo.

Sin previo aviso, haciendo fácil lo imposible, surgieron los primeros acordes de fondo y samples de los Alessie Brothers, solicitando el juego a tres con Romy y Olivier. Así fue como «Say Something Loving« inauguró el set list a base de teclados y riff de guitarras al más puro estilo Tame Impala.

Acto seguido, el punk oscuro y punteo de guitarra de «Crystalised« se apoderó, entre susurros y contoneos, de un público que ya estaba hipnotizado por ambiente chill out creado por la aterciopelada voz de Romy y la grave de Olivier. «Islands« y «Basic Spaces« en acústico aportaron aires étnicos bajo un juego de tonos y percusión electrónica técnicamente perfecto.

Era el momento de dar protagonismo a su último trabajo, bajo el hedonismo bailable de «Lips”, un ritmo caribeño que, sin perder ese corte «profundo”, dejaba claro que el espectáculo estaba avanzando hacia nuevos sonidos. «Violent Noise« culminó este bloque rompe pistas con una clara influencia de «The Colors« de Smith.

Sin duda el momento clave del concierto se produjo bajo la magia de «Performace, la conexión entre los dos vocalistas causó una escalofriante sensación de intimismo y delicadeza, todo cantado desde el interior con una pureza extrema. El silencio en la sala solo se rompió por el beso espontáneo entre ellos al finalizar el tema, como si se estuvieran otorgando una especie de perdón por épocas pasadas.

Tocaba volver al desenfado y estribillos pegadizos. Las trompetas triunfales de «Dangerous« daban paso a una base electrónica dance que se hizo con las emociones y nos alejó de la introspección marcada por la desolación de «Infinity”. Un Jamie XX en su faceta más undeground se dedicó a manejar con apagones furtivos la actuación de sus compañeros, simplemente extraordinario.

La última parte del concierto cayó nuevamente bajo la «burbuja introvertida» de Smith, sin darnos cuenta había transformado la sala de conciertos en un club londinense, dominado por las mezclas electrónicas de bases y percusiones abstractas perfectamente manejadas. El alma mater de la banda cedía «Loud Places» para el broche final, un tema que sonó más magistral que nunca gracias al sonido vocal de Romy.

Pasados unos instantes, la banda hacía de nuevo aparición en el escenario para regalar a su público un trío de bises encabezado por «On Hold”. Uno de los beats más bailables y con mejores líneas de voz de su último trabajo, adjudicaba la segunda posición a «Intro«, donde las guitarras se esforzaron en no sobrepasar la sincronía de palmas. Un trance perfecto que nos condujo hacia el punto final de la noche con «Angels«.

The XX han vuelto para quedarse. En Amsterdam demostraron un cambio de dirección que, sin perder identidad, integra fuerza y sonidos nuevos. Una evolución donde su minimalismo por fin se atreve a abrazar una electrónica que consolida su espectáculo como uno de los directos más potentes de la temporada.