«El Niño y la Bestia» es la historia de un niño de nueve años que llega al Madrid devastado de 1939, recién acabada la guerra. Está prácticamente solo todo el tiempo y deambula por la ciudad, observando entre asombrado y temeroso el duro espectáculo de la pobreza. Pero no deja de ser un niño y también goza de algunos momentos de maravilla y diversión.
La estructura de «El Niño y la Bestia» es la de un cuento clásico, al modo de los viejos relatos de niños perdidos en un bosque que caminan encontrándose a personajes, que unas veces provocan miedo y otras cierta felicidad. La música articula la historia, ilustrando con piezas de muy distinta naturaleza lo que el niño ve. La letra fue escrita para la música y la música de Jarkko Riihimäki, compuesta para la historia. Se trata, por tanto, de un cuento puramente musical, de un trabajo en equipo en el que la cuentista o letrista Elvira Lindo es una más del Linien Ensemble.
María Lindo es la directora artística de Linien Emsemble, con residencia actual en Berlín. Nuestro compañero Josechu Egido ha hablado con ella, para saber un poco más de la obra «El Niño y la Bestia» y sus planes de futuro.

LA ENTREVISTA
Para empezar una pregunta obvia: ¿De qué trata “El Niño y la Bestia”?
“El Niño y la Bestia” es la historia de un niño de nueve años que llega al Madrid devastado de 1939, recién acabada la guerra. Está prácticamente solo todo el tiempo y deambula por la ciudad, observando entre asombrado y temeroso el duro espectáculo de la pobreza. Pero no deja de ser un niño y también goza de algunos momentos de maravilla y diversión.
La estructura de “El Niño y la Bestia” es la de un cuento clásico, al modo de los viejos relatos de niños perdidos en un bosque que caminan encontrándose a personajes, que unas veces provocan miedo y otras, cierta felicidad. La música articula la historia, ilustrando con piezas de muy distinta naturaleza lo que el niño ve.
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¿Cómo y por qué surge la idea de crear “El Niño y la Bestia”?
Después de varios años de experimentación, tenía rondando en mi cabeza la idea de hacer una especie de ópera contada, una historia que se contase con palabras y con música, una narración envuelta de motivos musicales que identificase a los personajes y las situaciones, es decir, “leitmotivs” que encadenaran las palabras y fueran parte de la dramaturgia de la obra.
Una noche me despertó un pensamiento de madrugada, esta historia tenía que ser escrita por un familiar al que no conocía personalmente, pero había oído hablar mucho de ella. Esa madrugada encontré la forma de contactar con Elvira Lindo y eso fue el comienzo de mi gran aventura con El niño y la bestia. Le hablé del proyecto, pero no le propuse escribir algo nuevo, sabía que era pedir mucho a una escritora como ella, mi propuesta era desarrollar la idea con algo que ya tuviera escrito, extractos de libros… Me llevé una gran sorpresa cuando Elvira propuso hacer una historia especialmente para el proyecto. Después de unos meses me dijo que iba a ser una historia sobre lo que nos unía a ella y a mí, nuestra familia. Desde ese momento El niño y la bestia ha sido también una forma de conocernos, de cerrar ciclos, un camino de cariño y amor.
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¿En qué se diferencia la forma de componer una canción de la manera tradicional de ponerle música a una historia?
La figura principal de «El niño y la bestia» es la narradora. Las canciones son parte de la narración, pero la historia no se canta, se narra. Y Elvira Linmdo lo hace de manera magistral, integrándose a la perfección con la música.
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¿Qué fue lo más complicado a la hora de hacer el montaje de la historia y la música? ¿Y lo más fácil, que no esperabais?
Lo más complicado fue editar la música. El compositor Jarkko Riihimäki escribió 13 canciones basadas en la historia de Elvira. Una música preciosa. Tuvimos que adaptar esa música entre todos los músicos del ensemble en tres días para que fuera cuadrando con la historia. Fue un trabajo muy duro, pero también extremadamente creativo y emocionante. Elvira iba narrando y entre todos decidíamos qué parte de la música le iría bien. Fue muy complicado pero el resultado mereció la pena.
Lo que no nos esperábamos ninguno de los músicos fue que Elvira tiene un oído privilegiado. Entendía toda la música, dónde entrar, cómo entonar sin saber leer una partitura. Parecía que estábamos trabajando con un director de orquesta. Eso nos facilitó mucho el montaje de la obra. La creatividad y la calidad artística de los músicos hizo que disfrutáramos en este proceso. Nuestro violinista, contrabajista y pianista (Rodrigo Bauzá, Ander Perrino y Jarkko Riihimäki) grandes amantes del jazz se lanzaron a improvisar en uno de los temas, Elvira Lindo a cantar cuplés, nuestra clarinetista con su forma tan elegante de hacer música Laura Ruiz Ferreres y el viola Lander Echervarría tan entregado y emocionado, yo al corno inglés, entre todos estábamos inmersos en un sueño de creación sin límites.

El proyecto arrancó en Berlín, ¿Por qué se elige esta ciudad alemana en vez de Madrid, donde trascurre la historia (por ejemplo)? ¿Cómo fue el estreno?
En Berlín hicimos el estreno mundial. Proyectamos los subtítulos en alemán en una gran pantalla. Fue uno de esos momentos en los que hay algo especial que no se sabe explicar, a todos nos tocó algo que nos hizo vivir un gran momento, quizá fue el duende que a veces se pasa por los escenarios. Fue muy exitoso y el público nos arropó con calor y cariño.
Yo vivo en Berlín desde hace 13 años, y allí fue donde hice mi primer experimento con una historia musical. La escritora Cristina Sánchez-Andrade presentó su libro Las inviernas en Alemania y para la ocasión preparamos con música y un actor la narración de los textos, se hizo en la embajada de Berlín. La consejera de cultura Rosa Velázquez Velázquez después de la actuación me dijo que me apoyaría en adelante si quería desarrollar esa idea. Se convirtió en una pieza clave para poner en marcha este proyecto. El año pasado se celebró el 30 aniversario entre las ciudades de Madrid y Berlín, dentro de la celebración se estrenó El niño y la bestia, donde asistieron los alcaldes de ambas ciudades, Manuela Carmena y Michael Müller, el embajador de España Ricardo Martínez Vázquez.
La historia se desarrolla en Madrid y en Aranjuez, pero el público berlinés se sentía muy identificado ya que fueron dos ciudades en las que la devastación de la guerra provocó situaciones muy similares.
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¿Qué sensaciones se lleva la gente que va a ver uno de vuestros espectáculos? ¿O qué os gustaría que se llevaran de él?
En muchos casos la gente se siente identificada, les parece un espectáculo muy entretenido, emotivo, divertido…
Nos han contado historias parecidas que han oído en la familia, etc. En general lo que capto del público es que El niño y la bestia les hace sentir emociones muy fuertes. Nosotros queremos que vengan a disfrutar, a pasarlo bien y a sentir.
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Esta historia es de un niño de 9 años, pero ¿es un espectáculo para niños? ¿A quién está dirigido realmente “El Niño y la Bestia”
En realidad, no nos gusta decir que es un cuento porque se confunde con un espectáculo infantil. Es una historia sobre un niño para adultos. También pueden asistir niños, pero no es infantil.
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¿Cuáles son vuestros planes para el resto del 2019 y comienzos del 2020? ¿Algún concierto importante? ¿Festivales? ¿Salidas al extranjero? ¿Grabar un disco quizás?
El estreno en España lo haremos el día 1 de agosto en San Lorenzo de El Escorial en el Festival de Verano de San Lorenzo de El Escorial. El día 2 estaremos en la Iglesia de San Juan de los Caballeros en el Festival de Música de Segovia. Del 22 de noviembre al 15 de diciembre estaremos en el Teatro Fernán Gómez de Madrid.