Aunque parezca mentira la vida suele premiar a la gente generosa, brindándoles la alegría y la satisfacción que les supone hacer felices a los demás. Es algo recíproco, por ello es tan gratificante ser solidario.
Uno de los principales objetivos de los artistas cuando se ven cara a cara con sus seguidores es crear o reforzar el vínculo que les une y que nace de la música. Y para ello no pueden dejarse nada en la recámara, porque el tiempo que dure ese concierto tiene que estar aprovechado al máximo, como si el mundo fuese a enmudecer para siempre al regresar a la calle.
Jairo Zavala lleva demostrando durante muchos años que es un artista generoso. Con su grupo Depedro cumple ya una década sobre los escenarios, y en la escala de su gira en Segovia protagonizó un concierto muy especial, en un marco tan bello como el Teatro Juan Bravo, donde cabe cualquier estilo de música asegurándose el máximo disfrute, ya que las butacas no son un impedimento para levantarse y bailar si la canción lo pedía. Y si el tema era más íntimo, cada uno a su asiento y con un silencio respetuoso. Y todo esto sin tener que estar pendiente todo el rato del botellín o del mini de cerveza. Para beber están los bares.
El público respondió muy bien a la visita de Depedro, completando un aforo en el que se veía gente de todas las edades, algo que dice mucho de la calidad de un músico que se ha encargado de tender puentes entre España y América recogiendo y mezclando en sus trabajos las distintas influencias musicales del nuevo continente.
De esta forma, quien acudió esa noche al Juan Bravo sabía que iba a viajar hacia recuerdos, lugares y compañías que han quedado grabados gracias a las canciones de Depedro. Sonaron temas inolvidables como ‘Diciembre’, ‘Como el viento’, ‘Hombre bueno’, ‘Te sigo soñando’ o ‘Nubes de papel’, todos ellos recogidos en el recopilatorio «Todo va a salir bien». También sonó ‘Llorona’, la versión del tema popular mexicano que convirtió en himno Chavela Vargas. Pero no fue la única versión de la noche, ya que Depedro está incluyendo en sus conciertos ‘Fiesta’, un clásico de la música española que todos recordarán con la voz de Joan Manuel Serrat, y que sirvió para aumentar aún más las ganas de pasarlo bien.
Es tan cercana la relación y el cariño que tienen con sus seguidores que, en uno de los momentos más especiales del concierto, decidieron bajar con sus instrumentos al patio de butacas para cantar y bailar entre la gente al son de ‘El pescador’.
Y para ir cerrando la noche, se pasó del susurro de ‘Miguelito’ a la esperanza para que un día el gran continente americano no haya murallas, sino caminos para poder cruzarlo de norte a sur y de sur a norte por la ‘Panamericana’.
Al salir del teatro esperaba Jairo Zavala para firmar discos y hacerse fotografías con sus seguidores, prometiendo regresar pronto a Segovia, donde se le quiere y se le admira.