Hay quien no entiende un concierto sin cerveza, que siente un gran vacío cuando no toma nada mientras escucha música en directo. Por fortuna «aquel al que no hemos de nombrar» está remitiendo su actividad maliciosa, y ya se puede consumir y estar de pie en un concierto, siempre que se use mascarilla y se tenga una temperatura corporal normal. El segundo concierto del XII Winter Indie City se celebró así anoche, en el recinto que tiene en La Lastrilla la cervecera segoviana «Octavo Arte», por lo que nada podía salir mal. Con cerveza casera de la tierra segoviana se acabó de una vez por todas con el gusanillo, y los asistentes tuvieron la oportunidad de probar las muchas variedades con las que esta empresa de Segovia se ha hecho un hueco en el mundo de la fabricación artesanal de esta adorada bebida.
Una vez más, la bien avenida famila del WIC se congregó para disfrutar de una velada con Kamikaze Helmets, un dúo que se encargó de presentar los temas de su nuevo disco, junto a alguna que otra versión y homenaje a clásicos de la música. Hasta aquí, todo normal. Pero lo extraño era que en el escenario solo había una batería y unos teclados y sintetizadores. ¿Qué tipo de música iban a sacar de ahí? La respuesta está clara, y bien podría resumirse en un adjetivo: algo inclasificable. Esta pareja fue capaz de unir el rock and roll más duro con el clásico, el blues con la psicodelia. Fueron un verdadero tornado sobre la tarima, donde se hicieron fuertes y sacaron todo de sí para acabar sonando como una verdadera orquesta.
Por eso los Kamikaze Helmets son incomparables, tanto por la forma de sus canciones como por su puesta en escena, vistiendo monos y gorros de aviador, haciendo valer su nombre artístico. Gabri Casanova ejerció como maestro de las teclas, haciendo que todo el armatoste que tenía delante sonara como el quería; mientras que Kike Parra fue el encargado de poner voz a las canciones y de darle a la baqueta como si no hubiera un mañana. Ambos artistas tienen unos antecedentes musicales muy importantes, habiendo tocado con numerosos grupos de España. Por ello, afrontan este nuevo proyecto tan personal con muchas ganas de agradar.
Anoche, además de los temas de su nuevo disco, el dúo homenajeó a Little Richard con una versión algo más oscura del famoso ‘Tutti Frutti’; y también quiso acordarse de The Beatles, interpretando «While my guitar gently weeps». Seguidamente, aprovechando la inercia de «Take me to the river», por la que la gente se animó a acercarse un poco más al escenario y a bailar, hicieron ver cuáles son algunas de sus principales referencias musicales, como Led Zeppelin, The White Stripes o Deep Purple.
En una noche en la que había mucho que celebrar, la familia del WIC saludó al fin de semana como está en los escritos, con una buena cerveza artesana en la mano, y brindando con ella hacia días mejores.