«Venimos de Aranjuez para daros amor». ¿Quien puede rechazar algo así? Está tan caro y tan difícil de encontrar que cuando alguien lo regala de esta manera tan directa y pura, sería un desperdicio no aceptar esta oferta. Por ello, dispuestos a recibir amor a través de la música, un amplio grupo de entusiastas acudieron a la llamada de Rufus T. Firefly a un local, Octavo Arte, que vendió todas sus entradas para un acontecimiento que lo merecía. Y es que Víctor Cabezuelo y su equipo no olvidan que, cuando hablan de «dar amor», saben que el sentimiento es recíproco cuando tocan en Segovia.
Pocos grupos conectan tanto con su público como los de Aranjuez, y pocos públicos son tan fieles como el suyo. En su visita anterior, esta vez a la sala Julio Míchel en enero de 2019, Victor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro hablaban de un cambio sustancial en su estilo musical, una vez concluyera la gira de su disco «Loto». Así pues, se iban a dedicar en cuerpo y alma, echando muchas horas en el estudio, para buscar sonidos nuevos que le dieran forma su nueva obra. Pues bien, ni siquiera en aquel periodo de tiempo de incertidumbre (¿a qué iban a sonar los nuevos Rufus?), y pandemia, sus seguidores supieron esperar con paciencia hasta que pudieron tener en sus manos «El largo mañana». Comprobaron que Rufus T. Firefly había dado en el clavo con canciones como «Polvo de diamantes», con la que empezó el concierto ayer; «Torre de marfil»; «Selene»; o «Lafayette», en la que se despeja cualquier duda a la hora de asegurar que Julia Martín-Maestro es la mejor batería de España en estos momentos.
Para aquellos que todavía no habían escuchado estas nuevas canciones en directo, fue toda una revelación para sus oídos. Pero también hubo hueco para temas de sus anteriores discos. Y es que Segovia tuvo la responsabilidad de ser la ciudad encargada de abrir una nueva gira, «Y el anochecer de plata», que llevará a los madrileños por toda España para revisar sus éxitos y jugar con ellos, reinterpretándolos y mezclando todo el groove que plantean en «El largo mañana», con el rock psicodélico de sus otros álbumes. De esta manera, quienes acudieron a esta reunión tan especial tuvieron la suerte de escuchar clásicos como «Demerol y piedras», un tema que no suele aparecer en el repertorio, por lo que Víctor Cabezuelo estaba muy ilusionado por rescatarla para esta gira.
Además, no faltó el repaso de «Magnolia» y «Loto». Según se iba llegando al final de la velada, ya con todos tocando el cielo con las yemas de los dedos, fue el tiempo adecuado para dejar fluir temazos como «Nebulosa jade», «Magnolia», «Druyan & Sagan» y, para concluir en lo más alto, «Río wolf», una canción de esas que no quisieras que terminara nunca.
Pero llegó la recogida, con Marvin Gaye y su «Sexual healing», despidiéndose de una ciudad que siempre les ha querido. Hasta pronto.












