Dice que van un tipo alto con una máscara de gorila; y uno más bajo, también enmascarado, ambos vestidos de negro que vinieron a tocar a Segovia una noche de jueves. Este fue el comienzo de una historia, tan bonita como surrealista, que trajo el Winter Indie City al IE Creativity Center, un lugar tranquilo dónde puede suceder cualquier cosa, y que por razones obvias se ha convertido en el salón de su casa, aquel lugar donde solo invitas a tus amigos más especiales que saben que les vas a ofrecer lo mejor.
Quizás Pelomono es una apuesta demasiado oscura para el oido desacostumbrado. Pero quienes acudieron a este acogedor local sabían que iban a ver algo único y diferente, con la vitola de un veterano músico como el Guadalupe Plata, Pedro de Dios, a la guitarra, gruñido y a la flauta; que forma este singular dúo junto a Antonio Pelomono, que hizo maravillas con una batería compuesta por cubos de basura y una maleta por bombo.
Ambos llegaron, y sin mediar palabra se pusieron a tocar, con su estilo inimitable, siempre en los extremos del rock fronterizo, surfero, que bien podría haber formado parte de la banda sonora de una película de Tarantino o de Lynch.
Y tras algo más de una hora, ambos se despidieron del público, siempre sin desvelar su identidad, y se marcharon allí donde las máscaras esconden por su ausencia.