El tiempo (meteorológico) hizo de las suyas en la primera jornada de la segunda edición del Festival Afro Blue de Segovia, que repetía formato conforme al año pasado, pero con una diferencia, la presencia de la lluvia a primera hora de la tarde, que obligó a retrasar el evento una hora; y a punto de acabar, cuando cayó una buena tromba de agua que dejó que el último grupo tocase solamente dos canciones. Por fortuna, el sábado hizo un día genial. No cayó ni una gota, y los conciertos transcurrieron sin problema.
La calidad y la variedad de los músicos que formaban parte del cartel de este año fue muy grande. Virtuosos del trombón, de la batería, del bajo, del contrabajo, del saxo, del órgano… y enormes cantantes inspirados por el mensaje de una música que sale del alma, pisaron con fuerza un escenario que con solo dos años de vida se ha convertido en un referente de la músic negra a nivel nacional.
Los encargados de romper el hielo fueron los Dennis Rollins Velocity Trio. El genial trombonista británico estuvo acompañado por un batería por cuyas venas corría sangre funky y jazz, siempre con una sonrisa en el rostro. El trío lo completó un teclista que conocía perfectamente lo que tenía entre manos, y no era otra cosa que un precioso Hammond de madera, con el que hizo auténticas virguerías. El grupo se atrevió con un par de versiones muy especiales de dos temazos de la historia de la música, «Money», de Pink Floyd; y «The Rose», de Bette Midler, dejando el listón muy alto para los siguientes en subir al escenario.
Juan Zelada, trajo consigo una banda espectacular, con una sección de viento excelente, un bajo cumpleañero y un guitarrista, ambos impecables, quienes, junto a la voz y el carisma del cantante madrileño, lograron contagiar a todo el público presente en esta primera jornada.
Seguidamente, y ya a punto de anochecer fue el turno de menear el trasero con The Buttshakers. Este era el principal objetivo del grupo liderado por la estadounidense Ciara Thompson, que no dejó que cuatro gotas (fuc**** rain!) le amargaran la fiesta. Al final, en efecto, fueron solo cuatro gotas, y no impidieron el desarrollo normal de un concierto en el que Thomson desnudó su alma y soltó todo lo que llevaba dentro, en canciones que tocaban varios temas trascendentales, como la responsabilidad de tener hijos, o la igualdad entre seres humanos, sin importar sexo ni color de piel. El torrente de voz de esta cantante dejó a todos boquiabiertos.
¿Cómo podían encajar en el Afro Blue un grupo formado por un batería y un teclado? Fácil. Si te llamas Kamikaze Helmets, te atreves con todo y, además, te adaptas al medio como un camaleón. Este fue el secreto de los madrileños Gabri Casanova y Kike Parra, que ofrecieron un espectacular despliegue de fuarza rocanrolera, sin desentonar en el ambiente de este festival.
Breve fue la presencia de The Main Squeeze en el escenario, ya que la peor tromba de agua de la noche cayó sobre el conjunto de Indiana, que solo pudieron interpretar un par de temas.
SEGUNDA JORNADA
Los organizadores pensaron este año en crear un espacio para toda la familia, y de este modo surgió la idea de invitar al público a una Sesión Vermú, con la presencia del santiagués Adrián Costa, que impartió una master class de cómo distinguir los ritmos del rock, el blues, el jazz… de una manera muy entretenida, didáctica y cercana.
Por la tarde, y con menos probabilidad de lluvia que el viernes, arrancó la jornada con una de las artistas más prometedoras del panorama actual del blues, Tonina, una mujer polifacética que, además de cantar como los ángeles, toca el bajo el contrabajo de una forma sobrehumana. La cantante, nacida en San Louis (Misuri) cantó varios temas en español, alguno bien conocido por el público como «Quizás, quizás, quizás», de Osvaldo Farrés; e «Historia de un amor», de Carlos Eleta Almarán.
Después fue el turno de James & Black, un dúo tejano formado por Bruce James y Bella Black, él, teclista; y ella, cantante, que se vieron muy bien rodeados por una gran banda. Ya la tarde se confundía con la noche cuando el escenario se llenó de elegancia para recibir a una de las pocas voces que se pueden considerar hoy en día como crooner, Myles Sanko quien, con su impoluto traje claro, dio paso a la noche cerrada con un guiño hacia los clásicos, cantando «Ain´t no sunshine» de Bill Withers.
A continuación, Ida Nielsen, su bajo, y los Funkbots tomaron las tablas en lo que fue un espectáculo a la altura de las expectativas. Y es que la artista ha llegado a formar parte de la banda con la que Prince hizo sonar por todo el mundo su disco Art Official Age. Una personalidad arrolladora, y un virtuosismo tan especial que los que entienden el complicado idioma del bajo lo gozaron, tanto ellos escuchándolo como ella tocándolo.
El segundo día del segundo Afro Blue fue clausurado por uno de los cantantes más esperados por el público, de hecho Fantastic Negrito que elegido para poner la guinda al festival. El de Massachusetts, heredero del blues sureño y ganador de varios Premios Grammy, no dejó títere con cabeza. Dicen que su música tiene tanto poder que fue capaz de alejar a las nubes, para que los que estuvieron disfrutando del Afro Blue lo hicieran hasta el final. Es la magia de la música que sale del alma.








































