Parece como si no hubiese pasado el tiempo pero, en efecto, no hay nada que pueda detenerlo. Aunque quizás, si cierras los ojos y escuchas con atención podrás volver atrás para saborear la frescura de grupos como el que, de la mano del WIC, actuaron en Octavo Arte. Llegaron de Toledo, y se llaman Mauricio Morante (vocalista y guitarrista), Manuel Pérez (batería) y Miguel Martínez (bajo). Los tres forman un grupo, Mauri, que suena como un bálsamo entre todo lo que se viene escuchando por ahí.
Su propuesta en directo es sencilla, y empieza por romper la cuarta pared entre escenario y público gracias a las conversaciones y a la cercanía que ofrecen los toledanos. A cambio, quien acuda a un concierto de Mauri se va a encontrar con música bailable y propensa a la sonrisa ya que, si bien cuenta con canciones en castellano, de momento predomina el inglés, idioma del que mamaron allá por finales de los 90, y que recuerda a grupos como Nada Surf o Blink 182, o incluso Green Day, cuando dan caña a las cuerdas y a la percusión como un buen power trío que es.
La noche se abrió con tres de sus temas en inglés, uno de sus más antiguos, pero que no suena a rancio de ninguna manera, como es «Use your IPhone (to cut out your veins)», de 2017; «Game over», de 2019; y «South California», también de 2019.
Al llegar al ecuador del concierto, y una vez probada la «Sopa agripicante», Mauri quiso homenajear al exbatería de Slipknot, Jay Weinberg, que fue expulsado de este grupo recientemente. Da la casualidad de que el padre de Jay, Max Weinberg, fue batería en la E Street Band, por lo que era una ocasión muy propicia para cantar un tema de Bruce Springsteen. Y allá que se pusieron a tocar «Dancing in the dark», para regocijo de aquellos que sobrepasaban los 30 en la sala. Tras este sorpresón, todos se pusieron a gritar con «Postre por café» y «Love bomb», abriendo el debate de si los toledanos deben hacer todos sus trabajos en inglés o todos en castellano. Para gustos (eso dicen) están los colores.
Mauri eligió tres de sus canciones más nuevas, las tres en castellano, como fueron «No tengo tiempo», «A pleno pulmón» y «Todo mal», para cerrar un concierto selecto, solo para los ojos y las orejas de unos pocos, que pertenecen a la pequeña gran familia del WIC.
