La Música les cría y ellos se juntan
Siempre que oyes uno de los cuatro nombres que da título a esta entrada, ya sabes lo que vas a escuchar. Quiero decir que ya sabes el alto nivel de calidad musical que vas a escuchar. Si el cartel te anuncia que vas a ver a los cuatro ese mismo día, piensas que te ha tocado la lotería. Pero si lo que el cartel te dice, es que van a actuar los cuatro como miembros de una misma banda, es un hecho tan fantástico, que ni siquiera se te había pasado por la cabeza. Vamos, un sueño imposible hecho realidad. El concierto promete, ¿verdad? Por supuesto…, no cabe duda.
En una situación convulsa como la que estamos, en la que la Cultura es marginada y señalada, confirmando el desinterés que vivimos en nuestro país en esta época de política rancia y capitalizada, de políticos sin vocación de servicio por el ciudadano, poder disfrutar de un concierto es como un soplo de aire fresco, y poder ver un concierto de Maeso-Zelada-Costa-Anaut es encontrar la aguja en el pajar. O sea, una suerte inmensa.
En una sala Julio Michel de Segovia expectante y deseosa de Música en directo, solo con 40 personas (donde caben 240), y con otras tantas no tan afortunadas pero igual de emocionadas, en la sala de al lado viendo en una pantalla el concierto, el espectáculo se convirtió en una bálsamo para la monotonía semanal, en una medicina contra el desasosiego y en una gran dosis de ilusión. Una vacuna para la Ilusión.
Emocionante e intenso de principio a fin, con Julián Maeso a la batería, pero su inseparable Hammond a su vera, Adrián Costa con su guitarra hace ya mucho convertida en una extremidad más, Juan Zelada entregado a su emoción y a su piano al que no toca, sino acaricia, y Alberto Palacios con su sentida guitarra, con los ojos cerrados se siente mejor…, el concierto trascurrió entre canciones de los cuatro, interpretadas por los cuatro, gritos de júbilo del público, interacción de los músicos con el público, el público con los músicos y los músicos con los músicos, bailes mentales privados en cada asiento, sensación inmensa de sentirte afortunado por estar allí y disfrute absoluto como solo la Música puede darte.
Sobre este concierto, podría contarse mucho más, sobre todo de lo que nadie pone en duda: de la calidad, de la complicidad de los músicos amigos, de lo maravillosas que fueron cada una de sus canciones y el respeto y elegancia en la sencilla, pero acogedora, puesta en escena de cada uno de los temas, con unos solos magníficos de guitarras y pianos, voces y coros perfectos, y de la pasión y entrega que pusieron en cada nota… Pero por desgracia, el protagonismo no fue solo de ellos: lo fue la causa de excepción, el momento que vivimos y la valentía de todos los implicados. Más aún, de los que aún se atreven a organizar conciertos con capital propio como el WIC, los que se enfrentan solo con instrumentos a este batalla desigual, y por último, un público aliado y reconfortante que aplaude y agradece las acciones de estos guerrilleros a favor de la Cultura.
A todos GRACIAS y no dejéis que la Cultura, ni la Música pasen de refilón.













































Las fotos son de Josechu Egido (con mascarilla y sin moverse de desde bucata)