Ara Malikian (La Granja, Segovia, 06-08-2022)

(c) Fotos cortesía de Noches Mágicas de la Granja

Ara Malikian (Beirut, 1968), uno de los violinistas más reconocidos del país, se encuentra inmerso en su gira The Ara Malikian World Tour’ que le está haciendo visitar diversos puntos de la geografía española, como fue La Granja de San Ildefonso el pasado 6 de agosto

Sin embargo, el artista ya sabía lo que era tocar en las Noches Mágicas de La Granja y reconocía que “teníamos muchas ganas de volver aquí a tocar en este lugar mágico. Tenemos las ganas acumuladas”.

Después de este tiempo de pandemia tengo que confesar que existe un riesgo en este concierto… un riesgo muy alto, ¡de que estemos tocando 28 horas seguidas! Estaremos tocando aquí hasta que no podamos, hasta que nos echen”. Así comenzaba Ara una noche que no solo estaría marcada por su bien hacer con el violín, sino también por su sentido del humor. “Tocaremos todo. Todo lo que hemos estudiado, lo que hemos preparado… y, bueno, también lo que no”.

Y así fue transcurriendo la noche, no había canción sin anécdota. Pero fueron dos las que marcaron la noche.

La primera de ellas “Taline Nanig, uno de los temas que más hizo aplaudir al público, “es un tema dedicado a mis dos hermanas. Yo había hecho un tema para mi madre y cuando una de mis hermanas se enteró dijo que ella también quería otro. Empecé a componerle un tema y cuando la otra se enteró dijo que también quería uno. Como yo no tenía mucho tiempo, hice un tema para las dos. Una parte para una y otra parte para otra, y en medio hay un pequeño conflicto porque ellas siempre están discutiendo. Ellas se enfadaron cuando lo vieron y me prohibieron tocarlo. Ellas no están aquí hoy, así que ahora lo vamos a tocar. Por favor, no lo grabéis”, bromeaba Ara.

El segundo tema destacado de la noche y último del concierto fue “Nana arrugada”, compuesta “porque yo creo que esta nana podría haber acompañado a todos los ancianos que se fueron en la pandemia sin poderse despedir. Para todos aquellos que se fueron en soledad, sin un amigo o un familiar al lado”.

Y dejando atrás toda la energía y movimiento que había desprendido minutos antes, Ara se atrevió a bajar del escenario. Despacio, con pasos pequeños entre un absoluto silencio del público y emocionando con cada nota que salía de su violín se despedía de las más de 1.400 personas que desde primera hora de la tarde se congregaron para disfrutar de la que fue una de las grandes noches del festival.