Tras hablar con Amancio e Isidro, cerramos con la entrevista a Roberto, nuestro pequeño homenaje desde Histéricas Grabaciones a los 40 años de Tennessee, la banda que trajo los 50 a nuestro país en los 80, y se quedaron para siempre.
Reflexión nostálgica de Josechu Egido sobre los 40 años de Tennessee
Mi pandilla, la de mis amigos de toda la vida, a mediados de los 80, sin llegar aún a la veintena, éramos unos descubridores de las bandas que surgían en nuestra país, pero siempre con un especial interés en aquello que nos invocara el rock&roll de los 50, a Grease y a Elvis. En aquella época descubrimos que Loquillo y Los Intocables querían ser una Rock&Roll Star (mira por donde, más tarde lo consiguió con Los Trogloditas), y que nos gustaban las cervezas, las chicas y el Rockabilly gracias a Los Rebeldes, que el whisky podía arruinarnos tanto como las mujeres, con La Frontera, Prendíamos velas mientras comíamos Caramelos con Gatos Locos, y descubrimos que tocarnos el tupé era un sacrilegio con 56 Hamburguesas, que el protagonista de una película podías ser tu en el Fin de amor de Duncan Dhu, y que nos gustaba que el Sol nos diera al amanecer con Los Pistones, pero sobre todo que no podíamos vivir Sin ella con Rock´n Bordes, y que podría haber Paz en el valle a pesar de Marilyn con los Tennessee.
No acababa de cuajar este estilo de música en las chicas de nuestra pandilla. Ellas preferían Mecano, Olé Olé o Alaska y Dinarama… pero si había algo en común, y eso eran las canciones de Tennessee. Tanto las versiones de clásicos de los 50 como sus propias canciones, eran compartidas en nuestras fiestas y celebraciones, y motivo para acudir juntos a los conciertos donde se prodigaran los madrileños en nuestra provincia de Segovia.
Pudimos ver como un grupo desconocido, al que descubrimos haciendo coros para la hiper-desaparecida Ángela, evolucionaba la calidad de su sonido disco a disco, y como empezaban a convertirse de grupo de culto a grupo de masas. Tennessee ya no sonaba solo en nuestras fiestas, sonaba en las radios nacionales, salía en a TV, y hasta nuestras madres les conocían.
Era el momento de desconectarnos de ellos. Ya no era nuestro grupo, era el de todos, y eso, en nuestra pandilla, ya no nos molaba. Eso como pandilla. A nivel personal, nunca dejé de comprar sus discos: el último vinilo «Ya está bien!!» y el resto ya en CD.
Ahora, con los 40 de Tennessee rememoro sus primeros discos, aquellos, que mi primo casi 10 años mayor que yo, denostaba y criticaba, y que para tratar de adoctrinarme y convertirme al rock de los 70, me regalaba a Springsteen o a Dylan, palabras mayores que ahora forman parte de mis favoritos, pero que no me decían nada en aquella época de turbulencias emocionales y enaltecimiento de la amistad con tu familia de la calle compartiendo experiencias, vivencias, bebidas y música.
Las canciones de Tennessee me acompañaron cuando me rompieron el corazón, pero también cuando pintaron de colores mi adolescencia. A lo largo de estos años, en los que he tenido de la suerte de conocer en persona a los autores de estas canciones, Amancio, Roberto e Isidro (también hace años a Gregorio), viendo su humildad y cercanía, siento que lo que ellos cantaban para nosotros (para mi), era lo mismo que sentían en sus carnes, y que las lágrimas de adolescencia, tan adulteradas como dolorosas, y las alegrías, tan eufóricas como exageradas, quedan como un hermoso recuerdo con su propia banda sonora de la que siempre formarán parte, las canciones de Tennessee. Si a tu chica favorita la veías con otro, siempre era mejor con «Ten cuidado con mi chica» o «Siempre luchare por tu amor»
40 años después, me pongo algún disco de Tennessee, aún me estremezco y me dan ganas de salir a la calle, quedar con mis amigos y decirles que «Hoy estoy pensando en ti» (en ellos).
Nuestro compañero Josechu Egido ha hablado con Roberto Gil de la trayectoria de Tennessee en estos 40 años que ahora celebran, de sus mejores y peores momentos y por supuesto de sus planes para los próximos 40 años. Esta es la entrevista completa para «La Consulta del Dr. Escarabajo«.